La particularidad es que las piezas que la integran pertenecen a los siete escultores que compiten en el concurso internacional y a los escultores invitados a la Bienal 2018.

 

La otra particularidad es el pequeño formato, otra dimensión de la creación de los múltiples artistas.

 

Respecto a la composición de la muestra, manifestó Insaurralde: “El concepto fue cruzar estéticas, y que los materiales dialoguen; así cada cosa fue encontrando su lugar”.

 

Ciertamente, las obras aunque disímiles en estilo y material dialogan y “cada una ha encontrado su lugar”. La piedra, el tergopor, el metal, la madera interactúan desde su originalidad, su unicidad.

 

De las palabras de Gustavo rescatamos lo siguiente: “Días atrás recordábamos con Fabriciano aquel 1988 como se movía, de aquín para allá, embuído de espíritu juvenil, el inolvidable Efraín Boglietti que fue el loco que pergeñó este proyecto de plantar esculturas en el espacio público que la Fundación Urunday ha continuado fielmente. Esa generosidad de Efraín, la generosidad de Fabriciano, la generosidad de los escultores que dejan una obra para nuestra ciudad, la generosidad de este pueblo,es el espíritu que ronda”.