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General
Macri quiere déficit cero en el PAMI
La orden de la Jefatura de Gabinete es achicar el rojo del PAMI. La obra social de 5 millones de jubilados insume un presupuesto de $ 120 mil millones, más o menos toda la recaudación que generó el blanqueo de capitales. 
La meta que impuso Mauricio Macri es ambiciosa: llevar un déficit de $ 900 millones por mes en la actualidad a "lo más cercano a cero” hacia mediados del año que viene. ¿Dónde pasarán la tijera? ¿Se perderán beneficios?

La salida de Carlos Regazzoni, a comienzos de año, estuvo acompañada por fuertes rumores de ajuste que habría negado. En cambio, en la gestión de Sergio Casinotti las órdenes serían acatadas y a pesar de que aseguran que no habrá impactos en las prestaciones, dos negociaciones en curso serán la clave: una con los laboratorios a los que les compran remedios por $ 35 mil millones al año, y otra con las clínicas y sanatorios, con las que ya se pasó de pagarles por prestación a hacerlo por usuario, mientras crecen las auditorías para que no empeore aún más la calidad de los servicios.

Como si fuera una carrera contra reloj, la principal discusión en marcha es con las cámaras de laboratorios Cilfa y Cooperala (nacionales) y Caeme (extranjeros), con las que el PAMI invierte un tercio de su presupuesto en la compra de remedios, unos $ 3 mil millones por mes. "Hasta comienzos de este año se venía replicando el mismo convenio que fue firmado en 1997 por el PAMI de Víctor Alderete”, recuerda Eugenio Semino, defensor de la Tercera Edad, que admite que "algo hay que hacer” con las cuentas del ente previsional porque rigen todos "arreglos entre fulleros”.

Luego de que Regazzoni renovara los convenios a principios de año, el Gobierno decidió rescindirlo y se abrió por primera vez en 20 años una negociación que vence a fin de mes. Los proveedores amenazan con dejar de suministrar medicamentos a la farmacias, como pasó durante algunos meses al comienzo de las discusiones. Hoy pareciera más probable que haya acuerdo, pero por segmentos de medicamentos y no un convenio general.

En la gestión Casinotti ven posible algunas correcciones que no tienen que ver con el precio de los remedios y sí con frenar prácticas habituales hasta ahora. Por ejemplo, recuperar remedios de alta complejidad que cuestan entre $ 50 a 100 mil pesos que muchas veces, cuando la obra social los paga, si no son retirados de las farmacias, igualmente los pierde. Así podrían ahorrar $ 150 millones por mes, dicen.

De todas maneras, cualquier modificación en el PAMI, que funciona con "deterioro estructural acumulativo”, dice Semino, tiene impacto en la economía de 5 millones de jubilados, la mayoría de los cuales cobra la mínima ($ 5.500 por mes). En ese sentido, ya hubo dos medidas que encarecieron la vida del jubilado: se redujo el número de remedios en el vademécum de los descuentos (porque "eran remedios que hacían mal o no eran esenciales”) y se restringió en unos 150 mil usuarios (según datos oficiales) el universo de quienes tenían descuentos al 100% y pasaron a tener que pagar el 20 o el 50% del precio total.

En cuanto a los turnos para un estudio en el PAMI la prestación llega tarde y mal. Una de las posibles causas: cambiaron la forma de pago a clínicas y sanatorios. "Antes te sobreprestaban para cobrar más, porque cobraban por prestación, y ahora te subprestan porque cobran por una cantidad de usuarios fija”, grafica Semino. En el ente reconocen que esto ocurre y dicen que habrá cada vez más auditorías para que mejore la atención. Así, aseguran, podrían achicar unos $ 200 millones más el déficit mensual. De todas maneras, con calculadora en mano, será Mauricio Macri el dueño de la tijera.






El Intransigente