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General
Sin acuerdo entre la UTA y el Gobierno y el paro de micros quedó latente

 

 

La reunión llevada a cabo ayer entre representantes del gobierno, del empresariado del transporte público y de los choferes de colectivos no terminó bien. Para el sindicato del sector, la Unión Tranviarios Automotor (UTA), el encuentro significó "un retroceso" con respecto a la cita anterior y dejó abierta la posibilidad de una nueva paralización del servicio de ómnibus para la semana que viene.

 

 

Los usuarios del servicio de colectivos en el Chaco están, una vez más, cerca de quedarse sin esa prestación por un tiempo incierto.

El eje de la discusión es la adecuación salarial que exige la conducción gremial, que viene planteando un reclamo de equiparación de las remuneraciones que se pagan en la provincia con las que se abonan en el AMBA (Área Metropolitana Buenos Aires), una brecha que es muy significativa porque representa casi $200.000 en el salario básico que se toma como referencia.

 

"Fue un fracaso", definió, sin vueltas, Raúl Abraham, el secretario general de la UTA, tras la reunión concretada en Casa de Gobierno.

 

PARO EN PUERTA

 

El diálogo entre las partes era continuidad de un encuentro efectuado en el tramo final de marzo, cuando los choferes estuvieron a punto de paralizar las líneas de colectivos para obtener la nivelación con los salarios porteños. Pero aquella vez la representación gremial se retiró más que satisfecha de la sede del Poder Ejecutivo, por entender que el gobierno y el empresariado habían casi habilitado el incremento en el básico de la categoría testigo, que iba a pasar de algo más de $500.000  a $737.000. Pero ayer la UTA se encontró con mensajes totalmente desconectados de la cita precedente.

 

"Fue todo para atrás, en algún momento la reunión pareció una tomada de pelo", se quejó Abraham. Con ese panorama, el diálogo entre los funcionarios provinciales, la representación empresaria y la dirigencia sindical carreteó un rato, pero sin levantar vuelo.

 

En comunicación con NORTE, el titular de la UTA lamentó el desenlace y aclaró que el gremio no resolverá de inmediato una medida de fueza, pero dio a entender que están dadas toda las condiciones para que haya un paro de actividades que comenzaría el martes de la semana que viene. No se sabe todavía si será una huelga a término, por 24 o 48 horas, o si la medida de fuerza -en caso de llevarse a cabo- será por tiempo indeterminado. Esta última era ayer la posibilidad más barajada.

 

ÚLTIMA CHANCE

 

El paro no fue resuelto de inmediato porque el sindicato piensa dar una última chance de acuerdo y esperará a que el lunes venza el plazo de pago de los salarios de marzo para constatar si se abonan con los valores anteriores o se aplica el incremento solicitado por la UTA. Hasta ahora nada indica que esa actualización se hará realidad, por lo que hasta ahora es casi un hecho que desde el martes se desarrollará la huelga de choferes, restando saber cuál será su modalidad y extensión. En cuanto a su alcance territorial, desde el gremio se adelantó que abarcará a toda la provincia, no solo al Gran Resistencia.

 

Anoche, al cierre de esta edición de NORTE, desde el gobierno provincial no había comunicación oficial alguna sobre la reunión realizada por la tarde, ni tampoco información sobre el tema transmitida informalmente por algún funcionario. Pese a la relevancia que el tema tiene para decenas de miles de usuarios, el Poder Ejecutivo optó por el silencio de radio. Queda la posibilidad de que alguna cartera de la Casa de Gobierno genere alguna comunicación en el transcurso de la jornada de hoy.

 

Por el lado del sector empresario, tampoco hubo alguna expresión institucional, pero fuentes de la cámara de transportistas dijeron a este diario que "hubo una propuesta" a los choferes, pero admitiendo que estuvo muy lejos de conformar a sus representantes gremiales.

 

Para los usuarios, las novedades implican un nuevo golpe a sus bolsillos, ya que dejarán de contar por una cantidad incierta de tiempo con su transporte más accesible, y deberán recurrir a medios mucho más caros para cumplir sus obligaciones laborales, estudiantiles, familiares y de otra índole.