María Teresa Celina Fernández, una abuela de 80 años, ahorraba para cumplir el sueño de su vida: viajar a Roma. Fue víctima de un secuestro virtual y perdió todo lo que había logrado con gran esfuerzo. El Papa Francisco se enteró de su situación y la llamó por teléfono. 

La hija de la víctima le escribió una carta a Francisco, que se comunicó para hablar con María Teresa en el día de su cumpleaños.

"El Papa llamó dos veces. Primero el miércoles 19, pero mi madre estaba dando clases", relató Gabriela Pousa, hija de la jubilada, al sitio de Fundación La Alameda.

Fue a través de esa ONG que Pousa le envió dos cartas a Francisco en las que le contaba lo que había pasado y le pedía que se comunicara con su mamá para el día del cumpleaños. "Su Santidad, una palabra suya sería sanadora. Se lo ruego con mi más sentido respeto y Amor", le había escrito.

Al otro día, María Teresa estaba en su casa para contestar el teléfono. Era la oportunidad de cumplir su sueño: "Mi madre se puso a llorar. El Papa la tranquilizaba. Entonces ella le pidió que recé por la Argentina porque no estamos en un buen momento. A lo que Francisco respondió: ‘No, si en eso de estar mal somos campeones, salimos de una y caemos en otra'. Mi madre le contestó que salís de tu casa y no sabés si llegás vivo. ‘Sé bien lo que pasa', le dijo él", detalló Gabriela.

Una vez más, el Papa demuestra su humildad y cambia la vida de una persona con sólo un llamado.