Las bases de la misión que lanzará este año la Agencia Espacial Europea (ESA), no dista mucho de la que se plantearon los astronautas de la película del director Michael Bay. En este caso las razones para realizar el aterrizaje no serán el peligro de la destrucción del planeta a causa del impacto de un asteroide, pero en caso de que alguna vez sea necesario, es bueno estar preparados.

En el film descubrían que un asteroide del tamaño de Texas se dirigía hacia la Tierra, e iba a impactar en 18 días contra el planeta. Luego de barajar varias hipótesis para evitar el impacto, deciden que lo mejor es perforar el asteroide e introducir una bomba dentro, que al estallar cambiaría la trayectoria. Claro que para realizarlo primero había que aterrizar ahí, y esa sería la etapa que se intentará ensayar en noviembre, aunque con fines netamente científicos.

El punto de la superficie del 67P/Churyumov-Gerasimenko escogido entre cinco posibles candidatos se llama "J", una intrigante región "con un potencial científico único" y que, aunque no reúne todos los requisitos deseables, según los científicos responsables, supone un riesgo mínimo para la maniobra en comparación con el resto.

La sonda Rosetta fue lanzada en marzo de 2004 y ha permanecido en hibernación durante gran parte de su viaje por el espacio. El pasado enero, todos los sistemas se reactivaron de forma automática y en agosto consiguió entrar en la órbita del cometa, un objeto de forma irregular de unos 4 km de ancho en su punto más ancho.

Desde entonces, la sonda ha estado rastreando el lugar adecuado para poder cumplir la fase más delicada de toda la misión: el 11 de noviembre, a unos 450 millones de km del Sol, la nave liberará un pequeño módulo de 100 kilos de peso que lleva a bordo, llamado Philae, que se posará en la roca para estudiar su composición, estructura interna y actividad.

Fuente: Télam