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Las habitaciones donde estuvo internada. Sin cama, tapada con una toalla.
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General
Coronavirus en primera persona: Cuando el aislamiento y el abandono pesa más que el virus

Celeste es una periodista chaqueña que se encontraba viviendo en el exterior y regresó en el verano a la Argentina con su novio para visitar a su familia. Cuando iban a regresar, la pandemia los apresó en una casa Co-living de Buenos Aires. Hace una semana ambos dieron positivos de Covid-19 y ella nos comparte y alerta sobre cómo afecta a nivel emocional lo que viven los pacientes infectados. 

“No le tengo miedo a la enfermedad porque soy joven y sana pero lo que se vive en los hospitales es aberrante”, comenzó diciendo Celeste Ogallar quien tiempo atrás fue parte del equipo de Te Leemos las Noticias. 

La periodista de 30 años se encuentra aislada en un departamento ya que aún posee el virus, pero antes de llegar a ese “beneficio” pasó 5 días internada en el Hospital Fernández de Palermo. Su pareja, oriunda de Australia, también dio positivo y se encuentra en un hotel ya que en ese momento no presentaba ningún tipo de dificultad en su organismo por el cual no debía ser medicado. Con el correr de los días, Daniel comenzó a tener síntomas como cansancio y pérdida del gusto y olfato.

“Todo lo que dicen de lo feo de la enfermedad es cierto, no existen palabras para describir lo que se vive desde el momento cero”, relató Celeste. Ella comenzó con dolores en el cuerpo y cabeza el día lunes 6 de julio  y decidieron hacerse el hisopado el jueves 9 pasado el mediodía ya que ese día ya no sentía el olor ni el gusto a nada. Al llegar a un centro de atención frente al nosocomio, les realizaron el hisopado y también una tomografía de los pulmones.

“Tenes un pulmón comprometido”, fue lo que le dijo la médica y se fue. Desde ese momento comenzó el calvario. “Me dijeron eso y nadie más apareció por horas. Nos dejaron encerrados en una minúscula habitación sin saber qué iba a pasar. Fueron horas horribles, con demasiada incertidumbre y mucho miedo”, contó.

Cerca de la noche, apareció un agente sanitario y les informó que Daniel iba a ser llevado a un hotel ya que no presentaba complicaciones y ella quedaría internada. Nuevamente y ya  sin su pareja, quedó encerrada en una habitación sin más novedades otra vez durante casi 24 horas. “No tenía frazada, no tenía papel higiénico y tomaba agua con la mano del baño”, expresó angustiada. Y agregó: “Me dijeron que tenía neumonía pero jamás me medicaron y dejaron que me muera de frío con el riesgo de que eso podría empeorarme. Lo que se vive ahí adentro, la desidia, el abandono, no se lo deseo a nadie”.

Fue una de sus peores noches, oía a pacientes gritar y golpear las paredes de las habitaciones pidiendo que alguien vaya a verlos. Después de varios cruces y reclamos para que alguien la atienda, fue trasladada a otra habitación con dos mujeres de 60 y 82 años. “Me llevaron ahí otra vez sin agua, sin frazadas ni nada. Desde el día jueves y hasta el domingo nadie siquiera me escuchó los pulmones; yo me encontraba bien solo había perdido el gusto y olfato, por suerte jamás levanté temperatura”, dijo la periodista.

Finalmente ayer lunes 13 la dejaron ir a un departamento a continuar con el aislamiento luego que, por primera vez después de 5 días, la viera una médica. “Quiero decirle a la gente que tome conciencia y se cuide, no por la enfermedad en sí sino por la parte psicológica. Lo que se vive es indescriptible, vivir en condiciones insalubres, sentirse a la deriva  y encerrada en un cubículo sin saber nada, es aterrador. Anoche me bañé después de 5 días y pude dormir calentita, sin embargo el recuerdo de los gritos y el encierro me despertaban por momentos. Cuidense! Nadie debería atravesar esa situación”, culminó.