Parlamentarios chilenos del oficialismo y de la oposición llegaron a un acuerdo para establecer un plebiscito que impulse la reforma de la Constitución. El vecino país deberá optar en abril de 2020 entre dos alternativas. La primera de ellas propone que la convención constituyente este integrada solo por ciudadanos elegidos para esa labor. La segunda postula que haya igual participación de legisladores que de miembros escogidos para tal fin.

El consenso para avanzar en una reforma constitucional se produjo poco antes de las 03:00 de este viernes y fue comunicada al presidente Sebastián Piñera. Del mismo fueron partícipes los representantes de todos los partidos políticos, a excepción del Partido Comunista (PCCh) y la Federación Regionalista Verde Social (FRVS). Estas dos últimas fuerzas se negaron a reemplazar la Carta Magna, que rige desde 1981.

El presidente del Senado, Jaime Quintana, consideró que fue una jornada “histórica para Chile”. “Somos responsables, efectivamente, de muchas de las injusticias que los chilenos nos han señalado”, reconoció en una conferencia prensa conjunta. El dirigente consideró que el plebiscito es una “salida pacífica y democrática de la crisis” que azota a su país a nivel político y social.

Asimismo, el titular de la Cámara alta señaló que este acuerdo se trata de “una victoria de toda la ciudadanía”. En este sentido, hizo hincapié en que es una salida institucional “cuyo objetivo es buscar la paz y la justicia social”. Esto mismo es sostenido en el comunicado que se difundió tras el encuentro parlamentario que impulsó el consenso. En el texto, también se asegura “el total respeto de los derechos humanos y la institucionalidad democrática vigente”.

Este acuerdo histórico llega en un momento en el que el conflicto social ha alcanzado un punto crítico. Se espera que esta iniciativa permita lograr la pacificación del país. Chile lleva 28 días de conflictos, en los que no han cesado los enfrentamientos, destrozos y saqueos. Si bien a lo largo del territorio se registran hechos de violencia, la capital es el punto de mayor vorágine.

El Intransigente